14 de diciembre de 2010

La Oración

¿QUÉ ES LA ORACIÓN?

Según el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC: 365), la oración es elevar el alma a Dios, hablar confiadamente y de forma amorosa con Él (dialogar, charlar como lo hago con un amigo). Para alabarle y adorarle, pedir y agradecer sus dones, e identificar nuestra voluntad con su voluntad divina (santísima).

Es una relación viviente y personal, con nuestro Dios vivo. Es el encuentro personal con Jesús vivo).

Santa Teresa del Niño Jesús nos dice: “para mí la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor, tanto dentro de la prueba como dentro de la alegría”.

La oración se reduce simplemente a hablar con Dios. Él nos habla y nosotros lo escuchamos, nosotros hablamos y Él nos escucha.

¿CON QUÉ ORAMOS?

(CIC: 367) Oramos con la voluntad y con todo nuestro ser (cualquiera fuese el lenjuaje o manera de nuestra oración), pero sobre todo oramos con el corazón. El corazón es la última profundidad de nuestro ser, donde solo Dios penetra. Es la morada donde Él habita.

¿CÓMO DEBEMOS ORAR?

La Iglesia nos invita a invocar al Espíritu Santo, como maestro interior de la oración. El Espíritu Santo es quien nos va a conducir a guiar en la oración (sin su presencia no podemos orar como es debido).

Entonces primero pedir Espíritu Santo, luego ponernos en presencia de Dios, en silencio porque la oración es el encuentro íntimo con Dios, y comenzar a dialogar con Dios de manera espontánea y dejándome llevar por lo que me dice desde el corazón.

La oración es una maravillosa aventura, una riqueza y una profundidad de la vida, que debemos vivirla en plenitud. Es hablar espontánea y libremente con Dios, ser dóciles a la acción del Espíritu Santo en nosotros, es la elevación y la expresión de nuestra alma y la aspiración de nuestro ser.

Es la sed de Dios y la sed del hombre. Dios tiene sed de que el hombre tenga sed de Él. (CIC: 366) Es un llamado de Dios, Dios busca primero al hombre, y sólo por eso el hombre puede buscar a Dios en la oración. Aunque nos olvidemos de Él y aunque lo ofendamos, el Dios vivo llama incansablemente a cada persona al encuentro misterioso de la oración.

Cuando oramos debemos hacerlo con Fe, sabiendo que Dios esta con nosotros, de forma serena , amorosa pidiendo con humildad un regalo de Amor, esperando la infinita misericordia divina.

LA MISA
La Misa es la oración perfecta, e n ella Jesús se ofrece al Padre junto con su pueblo, es un acto de adoración y culto.

EL PADRENUESTRO
El Padrenuestro es la oración por excelencia, enseñada por Jesús.

ELEMENTOS DE LA ORACIÓN

En la oración deben unirse varios elementos, que dan unidad, fuerza y sabor. Así como en una paella, hay muchos componentes y es un solo guiso sabroso, así pasa con la oración. Orar siempre con:

Humildad: Debemos pensar que Dios es nuestro Señor y creador, y nosotros pequeñas criaturas dependientes de ËL. Sabiendo también que somos los únicos seres de su creación que oramos de pie, y los únicos que contamos con facultades como la razón.

Confianza: Dios es nuestro Padre que atiende nuestras súplicas, siempre nos escucha y nos da lo que más nos conviene.

Perseverancia: Cristo no cesó de orar en el monte de los olivos y perseveró en su oración (aún en las pruebas). Luc.22:44

Voluntad: Estar dispuestos a tener el tipo de voluntad que Dios desee cada día para nosotros.

El Señor hoy nos dice más que nunca: “ven y sígueme tú me perteneces”, somos sus hijos y Él nuestro Padre, aprendamos a dialogar con Él, es decir aprendamos a orar.

ESCUCHAR A DIOS EN LA ORACIÓN

Sabemos que la oración es un diálogo con el Señor, no es un monólogo, tampoco es hablar mucho, llenarlo a Dios de palabras.

Dios está activo en la oración, Él también me habla, me responde, me consuela, me alegra. Lo que sucede es que Él y yo tenemos maneras diferentes de comunicarnos. Yo necesito armar frases, decir palabras. Pero Dios no tiene mi manera imperfecta de hablar. No se coloca en mi oído para decirme sosas con palabras humanas, pero está en mi interior diciéndome cosas a su modo. Por eso parte de la oración es escucharlo atentamente, tratando de descubrir lo que Él quiere decirme. Eso suele llamarse discernir la voz del Señor, descubrir realmente lo que Él me dice, sin hacerle decir lo que sólo esta en mis gustos o mi imaginación.

TIPOS DE ORACIÓN

Podemos decir que como tipos y formas de orar, hay muchas. A continuación observaremos algunas (no por eso queremos decir que las demás son menos o más importantes, sólo a modo de síntesis vemos estos ejemplos).

ORACIÓN DE PERDÓN
Antes de comenzar una oración y o alabanzas, pedimos perdón por nuestras ofensas a Dios y a nuestros hermanos. Pedir y dar el perdón a quienes hemos ofendido, arrepintiéndonos de corazón. Es hablarle a Dios con la verdad y pedirle la gracia del Perdón. Para sintonizar la misma frecuencia con Dios.

ORACIÓN DE GRACIAS (ACCIÓN DE GRACIAS)
Todo acontecimiento y toda necesidad, pueden convertirse en ofrenda de acción de gracias. Debemos ser agradecidos con el Señor, por todo lo que nos sucede en nuestras vidas, ya que Dios lo permite por nuestro propio bien. 1 Tes. 5:18.

ORACIÓN DE PETICIÓN
Está llena de matices, pedir, invocar, clamar. San Pablo nos dice: “son gemidos inefables del propio Espíritu Santo que viene en ayuda de nuestras flaquezas, pues no sabemos pedir de la manera que se debe”. Rom. 8:26.

Debemos pedir confiadamente, seguros de que Dios nos está escuchando , y ya nos concedió lo que pedimos. A menudo solemos decir que Dios no nos escucha, porque no nos concede lo que le pedimos. Pero Dios es sabio y si no lo concede es porque no es para nuestro propio bien. Él quiere lo mejor para nosotros. Luc. 11:9-13.

ORACIÓN DE INTERCESIÓN
Es una oración de petición. Pedir, interceder por los demás. Jesús es el único intercesor ante Dios Padre, a favor de todos los hombres. Rom. 8:34.

Interceder, pedir a favor de otro es lo propio de un corazón conforme a la voluntad de Dios. En la intersección el que ora busca: no su propio interés, sino el de los demás, hasta llegar a rogar por los que le hacen mal. La intersección del cristiano no conoce fronteras, interceder por todos los hombres, por los perseguidores, por la salvación de los que rechazan el evangelio.

Esta oración nos llena de bendiciones, porque si me olvido de mí, para pensar en el bien de otro y lo hago en presencia de Dios, eso me abre el corazón de una forma maravillosa y permite que la gracia de Dios entre con más fuerza e inunde mi vida.

ORACIÓN DE ALABANZA
Es sentir admiración por Dios, la alabanza es como un piropo a Dios (Padre, Hijo y Espíritu Santo), es sentir admiración por Él. Nos brota cuando nos olvidamos de nosotros mismos y nos deleitemos a contemplar solamente a Dios.

La clave esta en dejarnos cambiar por Él, para que así brote la alabanza del corazón. Es darle el lugar a Dios ese lugar que le pertenece a Él. MI CORAZÓN. (CIC) Es la forma más directa de reconocer que Dios es Dios. Nuestra vida es para alabanza de Dios. Ecl. 17: 27-28. La alabanza no tiene nada que ver en si yo tengo ganas o no de alabar, porque Dios es digno de alabanzas. En esos momentos difíciles de mi vida, donde pienso que Dios me ha abandonado, se me hace difícil alabar. Entonces debo decir: “Señor desde mi sufrimiento, desde mi realidad humana, te alabo porque tú eres Amor.

Mirar sólo a Dios y lograr alabarlo en medio del dolor, nos saca un poco de la angustia interior y nos ayuda a suavizar lo que nos hace sufrir. El otro camino sería encerrarnos en la amargura y el resentimiento, y así los problemas se hacen más grandes de lo que en realidad son.

Dios tiene un plan perfecto de salvación para cada uno de nosotros, nuestra vida forma parte de este plan, tanto aquellas cosas agradables (momentos felices), como esos momentos oscuros y de dolor. Nuestro deber es agradecer y alabar a Dios por cada una de estas circunstancias, si Dios lo permitió es porque es para nuestro bien. Rom 8:28.

Podemos llegar a pensar que es una hipocresía alabar, agradecer a Dios por que permitió mi sufrimiento, ¿cómo puede un Dios de Amor, permitir esto?, difícil comprenderlo con mi limitada forma de pensar, la tarea es aceptar con nuestro entendimiento que Dios me ama, y que ha permitido las cosas porque es sabio y sabe que son buenas para mí.

Alabar a Dios no es una medicina exclusiva, un cúralo todo, o una fórmula mágica para obtener el éxito. Es un modo de vida que está respaldado por la palabra de Dios. Alabamos a Dios no por el resultado esperado, sino mi situación actual, tal y como.

El cambio de la situación miserable, es un resultado de la alabanza y no debe convertirse en el motivo de la alabanza. Primero hemos de deleitarnos en Dios y luego, que experimentemos este deleite dela comunión con Dios, descubrimos que lo demás es secundario. Sal. 37:4.

EJERCICIOS DE ALABANZA

Partiendo del principio de que “se aprende a orar orando”, se sugiere que todos los días hagas ejercicios de alabanza para desarrollar tu capacidad de alabar:

Alabar a Dios:

Ø Por lo que Él es: Es Amor... bueno... justo... todopoderoso... misericordioso... único... padre celestial... Alaba a Dios por estos y otros motivos que encuentres al mirarlo y amarlo. Alábalo desarrollando tu alabanza en profundidad y belleza.

Ø Por lo que hizo y hace: Alaba a Dios por toda la creación. Abre los ojos alábalo por todo lo que ves. Escucha... y alábalo por todo cuanto oyes. Utiliza el tacto, las manos... y alábalo por todo cuanto puedas tocar.

Ø Por lo que hace y ha hecho para ti: por tu vida... por tu cuerpo... por tus padres... , hermanos... novia/o... hijos... amigos... vecinos... compañeros. Por las cosas que necesitas cada día.

Estos ejercicios realizados con interioridad e inteligencia, van a hacer crear tu capacidad de orar espontáneamente, de alabar a Dios con libertad. Ha de madurar tu Fe, tu Amor y admiración hacia nuestro Dios, tan maravilloso.